La microquinesiterapia se basa en las capacidades de cualquier organismo vivo para repararse a sí mismo.

Cualquier interrupción en un órgano o función crea un síntoma. El terapeuta no actúa directamente sobre este síntoma, pero ayudará al cuerpo del paciente a luchar contra la disfunción.

Para ello, el terapeuta microquinénico sigue un protocolo de atención mediante la realización de micropalpaciones en el cuerpo del paciente que está acostado en una mesa de cuidado mientras permanece vestido (ropa ligera). El terapeuta percibe en sus manos restricciones especiales que le permitirán identificar el origen de la disfunción: su etiología, así como los pisos del cuerpo que corresponden al síntoma, lo que le permite activar el mecanismo restaurador (ley de inmunología).